Este es el proyecto que transforma los residuos de la sacha inchi en …

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¿Sabía que existe una planta que puede ofrecerle tres productos de gran valor nutricional con potencial agrícola? Se trata de la sacha inchi, una especie originaria de la Amazonía, que es estudiada por investigadores de la Udes, quienes han encontrado una forma de aprovechar sus residuos para crear un fertilizante ecológico.
Las investigadoras Nathalie Gómez y Mónica Fajardo, adscritas al Departamento de Ciencias Naturales de la Udes, estudian microorganismos y su relación con el biofertilizante para mejorar las condiciones de las plantas. Foto suministrada / VANGUARDIA
Las investigadoras Nathalie Gómez y Mónica Fajardo, adscritas al Departamento de Ciencias Naturales de la Udes, estudian microorganismos y su relación con el biofertilizante para mejorar las condiciones de las plantas. Foto suministrada / VANGUARDIA
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La sacha inchi es una planta pantropical de la Amazonía que produce unas semillas altamente nutricionales.

De estas semillas se pueden obtener tres productos de gran valor: un aceite con alto contenido de ácidos grasos omega, unas semillas tostadas que se pueden consumir como snack y una harina con gran contenido proteíco que se puede usar en la alimentación animal o humana.

En Colombia, la sacha inchi se cultiva en más de 10 departamentos, entre ellos Santander, donde se desarrolla una investigación para aprovechar los residuos que se generan al procesar las semillas. Se trata de un proyecto liderado por la Universidad de Santander (Udes) en alianza con Industrias Acuña Ltda, Inal, una empresa metalmecánica santandereana, que busca convertir estos residuos en un biocarbón o biochar.

Del fruto de la sacha inchi se generan dos residuos, las cápsulas del fruto y las cáscaras que envuelven las semillas. Esta biomasa se puede transformar en un material carbonáceo, útil como base de un biofertilizante.
El proyecto nace desde la unión del conocimiento adquirido en investigaciones desarrollaas en años previos, sobre la sacha inchi (microorganismos PGPM y manejo de subproductos) adelantadas desde el Departamento de Ciencias Naturales y el Programa de Microbiología Industrial de la Udes.

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El desarrollo de este proyecto es liderado por los investigadores Nathalie Gómez, Carlos Acevedo y Mónica Fajardo, junto a Shirley Olarte estudiante de Microbiología Industrial. El biocarbón es un material orgánico que se obtiene mediante la pirólisis, es decir, la descomposición térmica de la materia en ausencia de xígeno.

Este material tiene la capacidad de mejorar las propiedades del suelo, como la retención de agua y nutrientes, y de secuestrar el carbono atmosférico, contribuyendo así a mitigar el cambio climático.

El objetivo del proyecto es elaborar un biofertilizante a partir del biocarbón, incorporando microorganismos benéficos para las plantas, en este caso, un consorcio bacteriano. Estos microorganismos tienen diferentes funciones, entre ellas, fijar el nitrógeno y estimular el crecimiento vegetal.

Los investigadores están evaluando el potencial del biochar como sustrato para un consorcio de microorganismos que son promotores de crecimiento vegetal, es decir, que ayudan a las plantas a absorber nutrientes y a resistir el estrés ambiental. El objetivo es desarrollar un biofertilizante que sea amigable con el medio ambiente, y que mejore la fertilidad del suelo.
El biofertilizante se podrá usar en los cultivos de sacha inchi y otros, mejorando su productividad y calidad. Según Gómez “l usar el biochar como soporte sólido no solo potenciamos esta actividad de los microorganismos, sino también aprovechamos otras características de este material carbonáceo como su capacidad de corregir la acidez y mejorar la capacidad de retención de agua y la fertilidad de los suelos”.

En ese sentido anota: “se trata de un proceso circular, porque los residuos que se generan de la cadena de beneficio de la sacha inchi, que es la extracción del aceite de la semilla, los transformamos en un biofertilizante para promover el crecimiento de la misma planta”.

Esta iniciativa se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (12-Producción y Consumo Responsables y 2–Hambre Cero), ya que busca aprovechar los recursos naturales de forma eficiente y contribuir a la seguridad alimentaria.

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